domingo, 11 de noviembre de 2007

ES EL CAPITALISMO DE FICCIÓN, ESTÚPIDO



El capitalismo de ficción borra las distancias. Crea el efecto del tiempo instantáneo y la abolición de los espacios distintos. Hay cada vez más lugares de ninguna parte y de todas partes. Se busca favorecer la circulación y la velocidad del intercambio y hay una clara disminución de lo exótico y de las diferencias entre conglomerados geográficamente distantes.
Las ciudades se vuelven genéricas e incluso se imitan arquitectónicamente entre si: hay iguales aeropuertos (y ese es el logro que levanta por ejemplo Aeropuertos Argentina 2000), iguales centros comerciales e iguales oficinas. Hay un caso paradigmático: el Barrio piquetero levantado hace pocos años en la calle Monteagudo en el barrio porteño de Parque Patricios. Es que por algún extraño motivo tiene como inspiración las ideas arquitectónicas de Puerto Madero. Mas aún, las ciudades históricas son convertidas sin escrúpulos en centros comerciales o parques temáticos para su explotación siendo un ejemplo de ello el parque temático Tierra Santa y, aún mas extremo, la polémica colocación de una cafetería en el patio del Cabildo porteño.

El poder de Estados Unidos es incombatible en varios sentidos (sobre todo el militar) pero la fuerza no lo es todo a pesar del anacronismo que hoy significa la presencia de George Bush en el poder. De hecho, el mismo sistema presenta al reciente premio Nobel de la paz Al Gore (sic) como antítesis. (¡Qué pena que no haya descubierto la importancia del cuidado del medio ambiente mientras ejercía la vicepresidencia en la administración Clinton! ). Entonces, como hace años lo señalara Antoni Gramsci, el máximo desafío de Estados Unidos y del capitalismo en general es no hacerse notar como tal y pasar desapercibido como parte de lo natural. La mayor facultad no es vencer sino vender. Y no lo hacen nada mal: representan el 40% de la economía del mundo con el 5% de la población. Allí cobra sentido la industria cultural, y el shopping. El multiculturalismo, el zapping rápido, lo kitsch, los snacks son funcionales. El valor del momento es lo que importa.

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