sábado, 10 de noviembre de 2007

EDITORIAL


¿Hay acaso algo con más estilo que Palermo Hollywood, Palermo Sojo, Recoleta o el mismísimo Puerto Madero? Es difícil encontrar, al menos en la ciudad de Buenos Aires, alguien que no encuentre encantadores y cuasi mágicos esos rincones de la ciudad. Claramente no tener estilo es marcado como negativo y peyorativo. Incluso en las últimas semanas se desató una verdadera polémica cuando algunos comerciantes propusieron transformar a Villa Crespo en Palermo Queens para darle ese “no se que”… ese glamour que atrae a propios y extraños. Y eso no es casual: como dice ya en el título de su libro Vicente Verdú, el mundo tiene un estilo. Sin estilo no hay encantamientos y la falta de encantamiento conspira contra los intereses dominantes.
Cuando hablamos hoy de sectores dominantes hablamos claramente del capitalismo y sus beneficiarios sobre todo a partir del fin del mundo bipolar. El capitalismo no fue siempre el mismo. El denominado capitalismo de producción se extendió desde finales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial donde lo principal eran las mercancías. Desde ese momento hasta la caída del muro predominó la publicidad, el envase y la envoltura. Fue el momento de los signos. Y lo que hoy nos ocupa es el capitalismo de ficción (que se despliega desde comienzos de los años 90) y cuya clave es la importancia teatral de las personas. Del bienestar material se pasó al bienestar psíquico, a la creación de una nueva realidad purificada y mejorada.
En el marco de este capitalismo de ficción no es necesario ser muy perspicaz para notar una homologación en múltiples direcciones: melodías, modas, sistemas políticos y financieros, fragancias, música, franquicias.
Es notable como la Argentina de los años 90 con su lógica aperturista a cualquier costo abrazó esta tendencia sin ningún cuestionamiento. Y esto se reflejó en la arquitectura de Buenos Aires de un modo casi faraónico: nació Puerto Madero como nuevo barrio capitalino. ¿Podríamos imaginar como sería un tango arrabalero bien porteño dedicado a Puerto Madero?
El capitalismo de ficción tiene como pilares los grandes malls y los locales de fast food. Todo esto es parte del bautizo homologador del imperio occidental y sobre todo de Norteamérica (que ya desde su etimología muestra sus pretensiones acaparadoras). Aún así hay en todos los casos algunos toques locales. Porque como MTV pasa en Colombia la música de Shakira “nuestro” Puerto Madero no logra esconder la basura debajo de la alfombra. Y eso es lo interesante. Eso es lo que hay que rescatar para el análisis: el contraste. No hace falta ser un experto ni un cientista social para eso. Nos proponemos demostrarlo juntos. Solo basta con agudizar un poco la mirada y recurrir a la imprescindible capacidad de asombro que nos haga ver el otro lado, el costado de la cotidianeidad que no vemos por estar todos inmersos en este capitalismo de ficción.

No hay comentarios: